Nuestros labios ávidos
Se dieron los
primeros besos
Con manos
inexpertas nuestros
Primeros deseos
La frescura de su
cuerpo
Como rocío de
primavera
Que de azahar
Aroma emana
Cuerpos encendidos y aspirantes
Manos principiantes
Caminaban a lo desconocido
Hacia el deleite
Al placer novicio
La luna de testigo nos
tapo
Con su manto de
estrellas,
Nos sorprendió el sol
De levante al
amanecer
Despedida dolorosa
Olvido y distancia
Otros cuerpos nos
habitaron
Otros amores que
olvidaron
Aquel amor escondido
Cincuenta primaveras rebasamos…
Una llamada me
implora
Un cuerpo afligido y
marchito
Un rostro avejentado
Labios violáceos
Un último beso de
enamorado
Con indulgencia me
pedía
Surcos de lágrimas
En su cara reflejaban
De lágrimas
derramadas,
Lagrimas olvidadas
Mis manos su cara
acariciaron
Con amor eterno no
olvidado
La luz en sus ojos se
hizo
La Bella dama sentada
Con guadaña esperaba
Al último beso
Que ella deseaba
Cerramos nuestros
ojos
Los labios se
buscaban
Como aquella
primavera
Que por primera vez
la besaba
No quiero ya otros labios
besar
Ni en otoño ni en
verano
Ni cuando el invierno
llega
Quiero sellar mis
labios
Que mujer besar me
quiera
Quiero guardar el
aroma
Que de azahar me
queda
De aquella primavera
Un primer amor quedo
Y guardado queda.
Adolfo