23 may 2011

CEUTA TE AMO..


Los Fenicios te llamaron  “Abyla”, los griegos “Hepta Adelfhoi”, los romanos Septem Fratres, yo  te llamo mi Ceuta.
Eres la Perla del Mediterráneo, la codiciada por tus vecinos, ¿qué tienes que tantas envidias y deseos provocas?
Conviven en tu seno  judíos, cristianos, hindúes, musulmanes, otras culturas y religiones, todos te quieren,  te respetan,  te abrazan, quieren  vivir en ti, quien ha pisado tu suelo es tu vasallo para siempre.
Te pise por primera vez en el año 1.951 tras el fallecimiento en el sur de Marruecos de tu hija (mi madre).
Mi “vieja”, mi abuela Pilar, que llego a ser tu abuela mas longeva que vivió y mora en ti, nos recogió, allí, en el Llano de las Damas vivíamos como podíamos, pero empecé a amarte, no tenia noción de nada hasta que mi padre rehizo su vida y nos llevo de nuevo de donde habíamos partido, llore amargamente.
El destino quiso que a mi hermana melliza y a mí a los pocos años nos llevaran de nuevo a ti.
En Las Puertas del Campo vivíamos, jugaba a las bolas, al aro, a los coches hechos de hojalata y madera en la calle Enrique el Navegante (aun sin asfaltar), donde hacíamos circuitos, comprábamos lo que hoy llaman chuches en el  carrito de “Martina”, lo tenia bajo un enorme árbol que aun creo existe (el árbol), le pedíamos una perra chica o gorda de pipas, siempre te echaba algo mas, éramos buenos niños, en el parque que había en el centro me deleitaba con las flores, las fuentes y los peces de colores..
¡Que años más maravillosos!, fue una niñez dulce y amorosa.
Recorría tus calles, Real, Alfau, Larga, Camoens, Cervantes, Jaudenes, el Paseo de las Palmeras……..
Los sábados por la mañana cuando nos bañaba  mi abuela o mis tías, mi hermana y yo, cogidos de la mano íbamos hasta la Marina, allí en casa Borras trabajaba mi tío Rafael, gran hombre y mejor persona, ¡era caballa, no podía ser de otra forma!, nos colmaba de besos y carantoñas, nos daba la paga, un billete de cinco pesetas (que entregábamos a mi abuela) y una tableta de chocolate Maruja, todo un lujo en aquella época.
Aprendí a nadar en tu playa del Chorrillo, al principio llegaba a la peña del 25, después a la del 50, supongo que se las llamaba así por la distancia desde la orilla.
Nuevamente el destino me arranco de tus brazos, tenia once años, me jure que volvería lo antes posible, te amaba demasiado Ceuta mía, tenia que volver.
Lo hice a los cuatro años, años que para mi fueron de destierro y cautiverio.
De nuevo llegue a ti siendo un adolescente, en ti me forme, me hice hombre, hice amigos, enemigos creo que pocos o ninguno, quizás provoque envidias, di el primer beso, fui amigo, amante, esposo, padre.
Conocí el amor, no el que te tengo a ti, el amor a la mujer, el que te deja huella para toda la vida.
Conocí la tristeza, la amargura, la pena, la soledad, el dolor que sale del corazón, en esos momentos penosos estabas tú, mis lágrimas  se mezclaban con la lluvia recorriendo tus calles, me calmabas, me acogías en tus brazos, me sentía bien, tu olor a mar, tus vientos de levante, poniente o vendaval era como un sedante para mí.
La mitad de mi vida la he vivido en ti, ahora desde la lejanía, te añoro porque te amo, te amo porque eres única.
Echo de menos tus barrios, el Recinto donde nació mi madre, el Morro, Jadu, el Mixto donde viví muchos años, el Sarchal, Villa Jovita…..
Tus playas… la Ribera, el Chorrillo, Benites, Benzu…. echo de menos tu cerveza África Star, las almejas de concha fina que ponía Alberto en la Plaza Azcarate, los corazones de pollo con adobo moruno a la plancha, el pescado fresco de Benito en San Amaro, los pinchitos y el te moruno y tantos otros lugares donde he saciado mi apetito y mi sed.
A quienes en la lejanía te maldigan no le hagas caso, lo hacen porque te añoran, saben que eres única, ellos como yo y muchos más, te aman.
Cuando ven mi caballa de oro en la solapa de mi chaqueta me preguntan, ¿eres pescador? No, soy caballa.
Hace 16 años la vida me hirió de tal forma que jamás me repondré, tu hijo, mi hijo nos dejo, tenia 22 años.
No vivíamos en ti, por su salud y mi profesión estaba en otra ciudad que también nos acogió con mucho amor, un día me dijo que cuando dejase esta vida deseaba que sus cenizas se  echaran en el foso junto al Puente del Cristo, cumplí su voluntad, era caballa y te amaba tanto o mas que yo y me hice la promesa que las mías también quiero que se viertan en el mismo lugar y cuando estemos juntos desde bahía Atlántica, te veremos de día, de noche, al amanecer, en el ocaso, cruzaremos por el foso y nos iremos a la otra vertiente, a la Mediterránea y contemplaremos tu extraordinaria y maravillosa hermosura…….
Belleza que yo he visto
¡no te borres ya nunca!
Porque seas eterna
¡yo quiero ser eterno!
Juan Ramón Jiménez escribió este verso que hago mío para expresar mi amor por ti… Ceuta, mi amada y añorada Ceuta.
Adolfo

3 comentarios:

  1. Sencillamente precioso Adolfo.
    Cuando son leídas las letras que salen del corazón, y son el reflejo de las sensaciones y vivencias de la propia vida, uno llega a asomarse a los lugares descritos y casi puede llegar a sentir y ver lo narrado.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Adolfo, ¡¡¡¡¡¡esto si que es bonito!!!!!!!, a ver si sacas algo de mi tierra, mariquita.
    Saludos...........jesús

    ResponderEliminar
  3. He paeado por mi tierra leyéndote. Gracias por algo tan hermoso. MBel

    ResponderEliminar