19 feb 2017

TIRIS rutas literarias (Relato)








Hoy es un día de esos lluviosos, que lo único que te apetece es no hacer nada y dejar que la mente viaje por esos recuerdos que nunca van a volver pero que son parte de nuestra vida.

Viajes que provienen la mayoría de las veces, de esas personas que hacen que la magia de sus mentes te lleve por rutas desconocidas pero que se quedan clavadas en tu memoria y que son sus libros llenos de vida y sentimiento.

Mi amiga Rosa María Fernández, me regalo un libro editado por la Diputación de Zaragoza llamado “La fuente de la Saguia”….”Relatos de la generación de la Amistad Saharaui”.

Hay relatos de Ali Salem Iselmu, Bahia Mahmud Awah, Chedan Mahmud Yazid, Liman Boisha, Mohamed Salem Abdelfatah Ebnu, Mohamidi Faka-La, Salem Abdalahi y Zahra El Hasnaui Ahmed.

Todos los relatos me fascinaron por su riqueza en su prosa y su poesía, me hicieron ver la vida en el Sahara de una forma muy distinta a la que yo viví en mis dos etapas en las que estuve, en los hoy llamados territorios ocupados.

Todos los relatos son vida y huelen a desierto, a destierro, a éxodo, a muerte y dolor, pero sobre todo también huele a esperanza y nunca a olvido.

De Zahra Hasnaui, que me honra con su amistad, la conozco personalmente, despide ese aroma a mujer culta, llena de amor a su pueblo y olor a desierto.

Quiero destacar un hermoso poema que se llama Trigal y que aquí os dejo:

Calla el verso
grita el alma
ante el lindo
esplendor
la cuna gallarda
Quise gozar
y plantar la simiente
en el desierto de los desiertos
Me vi
maldiciendo
al dios de la lluvia,
a la tierra tacaña,
y a la emboscada
que me hizo caer
en tanta belleza ausente
Grita el verso, calla el alma


Maravilloso poema el de Zahra, ella es entre otras y otros muchos poetas, por lo que me ha venido esta afición a escribir o intentar hacer que unas cuantas letras juntas se parezcan a un verso y estos a un poema, aunque mi estilo  va mas por lo romántico, soy así,  veces lo consigo y otras es mejor ni hablarlo.

Lo que sí es cierto es que el escribir, me he liberado de muchos prejuicios e etiquetas que llevamos en nuestra mochila y no sabemos soltarlas a lo largo de nuestro camino.

Otra de las personas a la que admiro con devoción es a Bahia M. Awah., Antropólogo, poeta, escritor y otras muchas cosas más.

Lo conocí a él y a  su esposa Conchi cuando vivía yo en Madrid, asistí a varias conferencias suyas así como a la presentación de algún que otro libro.  

También asistí con ellos, cuando llegaron a Madrid  a un teatro municipal de Alcalá de Henares, poetas saharauis que nos deleitaron con poemas que se trasmitían en el tiempo mediante la voz y no la escritura, fue una jornada inolvidable.

Un día Bahia me conto la historia de su madre y la suya propia.

Los avatares que tuvo que pasar para escapar de los asesinos que invadieron su patria.

Otra de las maravillosas historias que me conto fue la de “La maestra que me enseño en una tabla de madera”, esta historia también viene reflejada en ese libro que he citado publicado por la Diputación de Zaragoza, ternura y devoción por parte esa maestra que supo inculcarle a sus hijos su vasta y rica cultura.

Los que hemos vivido en los hoy llamados “territorios ocupados”, no nos dimos cuenta que estábamos ante un pueblo culto, maravilloso, lleno de sapiencia y aptos para amoldarse ante cualquier adversidad.

No supimos mirarlos a los ojos y clamarles que por favor nos enseñara a ser parte de ellos, no ellos parte de nosotros…¡¡¡estábamos en su tierra!!!

Esta prepotencia y orgullo que tenemos los que hemos colonizado otras tierras y otras culturas, fuimos  con la espada por delante para tratar de someterlos, cuando ellos con solo la palabra nos dejaron en la pequeñez.

De Conchi y Bahia he aprendido mucho, y aunque no tenemos mucha relación, todos sabemos que el día que nos encontremos de nuevo frente a frente, será como si nunca nos hubiéramos separado.

He disfrutado muchísimo del último libro de Conchi “Sin pedir permiso”.

No tuve una juventud como la mayoría de los de mi edad, de muy joven ya estaba vestido de uniforme y en aquellos años, no teníamos derecho ni a mirar hacia la “izquierda”.

Por eso con ese libro me vi metido en un embrollo del que seguro nunca sabría salir, pero que mi hizo ver que fuera de mi, la vida existía en todas sus formas.

Gracias Conchi por esa mente tan maravillosa que tienes.

Amigo Bahia, tus eres ese touareg que a mí me gustaría ser.

Sabes  a desierto, has vivido cerca de la muerte, has sabido sacarle jugo a las oportunidades que la vida te ha ofrecido.

Luchas por tu pueblo no con las armas, si no con tu pluma, con tu sapiencia que llevas dentro y que la sacas para que sintamos que no sois nada de lo que la gente piensa.

El saharaui es culto, es arrogante porque lo lleva en sus genes, es admirado por sus enemigos ya que su valentía no tiene límites, es humilde ante el vencido y le ofrece su mano una vez derrotado.

Los saharauis es un pueblo lleno de cultura en todos sus sentidos, ya sea literaria, como científica.

De ellos aprendí a orientarme en el desierto por los elementos, por el sol, por el siroco, por las estrellas.

De ellos aprendí a dormir en la tierra e impregnarme de su olor mientras me cubría con un manto de estrellas.

De ellos aprendí a ser mejor persona, sé que hay de todo un poco, pero eso pasa en todas las culturas y razas.

Soy uno de los privilegiados de tener en mis manos el último libro de Bahia, “Tiris” rutas literarias, está dedicado.

Sé que es impersonal la dedicatoria, fueron muchos los que tuvo que firmar, él no sabía  quién sería el portador del ejemplar.

Igual se, que cuando nos veamos y llegue mi libro a sus manos me hará el honor de dedicármelo de esa manera que solo él sabe hacerla.

Tiris rutas literarias, es el libro que todos los que amamos a este maravilloso pueblo debería tener en su poder.

Me perdí en un sinfín de nombres que solo él y su equipo antropológico saben de ellos y tienen en su mente y en sus archivos.

En Tiris, me vi con Cervantes y su Quijote, con Quevedo, Lope de Vega, Góngora y muchos otros literatos para nosotros conocidos,

Los escritores saharauis no tienen nada que envidiarles, ellos estaban y están a su altura literaria.

Hemos estudiado a los nuestros y no sabemos nada de los que crearon una vasta cultura en los territorios donde fuimos invasores.

Una estupidez por nuestras parte, pero somos como somos y nunca aprenderemos a respetar a los demás aunque nos creamos que somos superiores a ellos.

Tiris es un libro de culto, lleno de  enseñanzas, el saber saborear la sombra de un  acacia, la caricia de una brisa mañanera, el olor a un te recién hecho, el escuchar a nuestros mayores con respeto mientras nos cuenta sus historias.

Tiris nos enseña a escuchar el silencio del desierto, el movimiento constante de la arena de las dunas, a saborear su aroma perfumado que vaga entre nosotros.

En Tiris, hay historias increíbles, poesía, amor.

No he visto ni un ápice de rencor.

Es sabido las palabras de muchos nómadas que nos dan lecciones de vida…”tú tienes el reloj para medir el tiempo, nosotros tenemos el tiempo”.

No nos damos cuenta que tenemos solo una vida, esta, la que estamos viviendo y la desaprovechamos en cosas banales, sin valor alguno.

Dejamos pasar delante de nuestras narices a personas sea de la raza o religión que sea que nos puede aportar mucha riqueza en nuestra vida, pero lo material prevalece y así nos va.

Me podría extender mucho más en la riqueza que tienen los libros de los escritores  de la Generación de la Amistad Saharaui y en este en particular, pero creo que no debo hacerme pesado.

Os dejo aquí un bello poema de mi admirado Bahia, que viene en el libro y que no os voy a contar la historia para dejar que vosotros mismos mediante la lectura del libro podrías descubrirla.


Agzumal y Tagzumalet



Si en vuestras manos vierto
esta leyenda de amor
es porque mi corazón
me evoca  descifrar
nombres de un ancestral
acto de pasión beduina.
Y si me pierdo en tiempos pretéritos
de mi civilización nómada
imagino que Galb Agzumal
supuso en otra era
el corazón de amor partido
de un mozo, Agzumal.
Y que Galb Tagzumalet
seria el amor lastimado
de una lozana Tagzumalet.
Todo, según la sabiduría
beduina , no fue más que
las mil y una proezas
de un lejano amor tirseño
aun vivo en la memoria


Más belleza no se puede describir en este magnífico poema de nuestro admirado y amigo Bahia M. Awah.


Mare Nostrum 19 – 02 – 2017

Adolfo A. Morales Borrego

4 comentarios:

  1. Unos libros que no me importaría leer para descubrir a ese pueblo tan fascinante con personas tan maravillosas.Los poemas me han gustado mucho. Me alegra de que te sientas tan afortunado de haber vivido en esas tierras tan desconicidas por mí.Saludos

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  2. Querido amigo Adolfo, sé que amas a nuestra cultura y sus referentes y sé que eres de los que no tuvieron la posibilidad de conocernos en aquellos años de la metrópoli, las razones son muchas. Pero sé que tu esperar valió la pena para leer nuestro pensamiento literario y nuestro mensaje de lucha. Tú eres uno de los mejores amigos de nuestro frente de pluma, verso, prosa y ensayo... gracias por acompañarnos en esta larga contienda que entre todos llevaremos a su buen puerto, "La libertad del Sahara Occidental y de su pueblo".

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  3. En verdad a veces hay momentos en los que no apetece hacer nada, como quedarse mirando al cielo, o viajar hasta el extraño mundo de los sueños, pero otras veces, es tan maravilloso dejarse llevar por un libro, adentrarse a él, para envolverse en la magia, ¿y qué seríamos sin un libro en nuestras manos? de esos que se pueden palpar aún con el tacto, que no nos quiten ese privilegio de sentirlo para poder acariciarlo y olerlo, esas páginas tan tradicionales que aún se pueden tocar, como tus palabras, que aunque sean a través de los ojos del cristal, se pueden palpar y sentir, y hasta viajar lejos con ellas.

    Gracias por compartir esta entrada, mi admirado y querido amigo Adolfo, es un placer siempre leerte y sentir tus letras.

    Un beso enorme.

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  4. Gracias por vuestros comentrios, no suelo contestar a ellos pues me gusta que queden tan puros como lo transmitís vosotros....un beso

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